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Tendr�a que haber trabajado en alcachofas de crecimiento r�pido, o tal vez remolachas... Fue interrumpido por el sonido estridente producido por la m�quina que hab�a estado examinando, cuando se arrancó los clavos que la sujetaban al suelo y se alejó saltando fren�ticamente sobre una pierna. - �Detente! - gritó Praktis. - D�jela marchar - dijo Zots -. Hay un montón en el sitio del que vino �sa. Bien, ahora volvamos al tema en discusión. Sus compa�eros desaparecidos. Nuestros detectores radiales han recogido una se�al d�bil emitida desde alg�n lugar del Malpa�s. Parece ser la frecuencia correspondiente al Diablo Luchador Mark I. Por ese motivo he enviado un modelo mejorado, el Mark II que, si no me equivoco, est� ahora aqu�. La puerta se abrió de golpe produciendo un gran estampido y el Diablo Luchador se abalanzó al interior de la habitación, describió dos vueltas alrededor de ella y abrió un agujero en la pared; luego se calmó jadeando de placer. Zots asintió con aprobación. - Muy mejorado, mediante la crianza selectiva. Cogimos esquejes, les metimos algunos genes dentro, ya conoce usted ese tipo de cosas. Ahora son m�s agresivos, mejor blindados, tienen m�s potencia de disparo, mayores bater�as y cerebros m�s peque�os. - ��se soy yo! - gritó, contento, el Diablo Luchador y voló la mitad del techo. Praktis le miró asqueado y no advirtió que Wurber le robaba el resto del filete. - �Qu� se supone que vamos a hacer con eso? - preguntó. - Organizar una misión de rescate, por supuesto. Si tiene la bondad de seguirme, le llevar� al ornicóptero. - Yo no... Yo soy el almirante. - Miró a su alrededor y fijó una mirada despreciativa en el capit�n Bly que se manten�a aparte -. Parece que nos estamos quedando sin tropas. Usted, cabo Cy BerPunk, acaba de presentarse voluntario para la misión de rescate. - Negativo. No soporto las alturas. Tome a Wurber. Lo siento. Wurber es demasiado est�pido. Y usted me tiene m�s miedo. �Vaya! Cy manoseó la pistola desintegradora y se preguntó si no ser�a mejor hacer saltar por los aires a Praktis que ir en aquella misión suicida. Pero el almirante ten�a mucha m�s experiencia con reclutas mal dispuestos, voluntarios y pacientes, y tomó una decisión con mucha m�s rapidez que su adversario. - Ojo, ojo - canturreó sonriendo mientras apuntaba su arma entre los ojos del voluntario mal dispuesto -. Siga al Diablo Luchador y vuelva con sus compa�eros de tripulación. M�rchese. De mala gana, el otro se marchó. El Diablo Luchador II abrió la marcha al trote, tendiendo un ojo al final de un tallo para mirar a su nuevo compa�ero. - Estoy muy emocionado; �sta es mi primera misión. - C�llate. - No le hable mal al Diablo Luchador o le har� saltar por los aires. - Lo siento. Nervios. Soy afable. Mu�strame el camino. En el patio les esperaba un ornicóptero. Unas peque�as m�quinas de mantenimiento le estaban engrasando las articulaciones de las alas y cepill�ndole los dientes. - Nos marchamos ahora - rechinó el Diablo Luchador y despidió a las m�quinas de mantenimiento. - Tal vez - dijo el ornicóptero con voz profunda -. Ese hato de locos vuestros salió volando con mi hermana y no ha vuelto. �Adónde se supone que vamos? - Vamos al Malpa�s. - �Olv�dalo! Yo no hago ninguna misión suicida. De la entrepierna salió un rayo destructor y le quemó unos buenos treinta cent�metros de la cola. El ornicóptero se la miró y sonrió con falsedad. - Sabes, ahora que lo pienso, siempre he abrigado un deseo secreto de ver el Malpa�s. Salten a bordo. - M�s voluntarios a la fuerza - dijo Cy, sombr�amente -. Esta misión me transmite malas vibraciones. - Alegra el corazón, mojado compa�ero - dijo el Diablo Luchador, empuj�ndole hacia arriba para encaramarle al lomo de la criatura voladora -. �Volamos a la batalla! �Matar, destruir! - acabó abriendo agujeros en el suelo mientras despegaban con una sacudida. Aquel vuelo no fue diferente de cualquier otro. El Diablo Luchador tarareaba para s� alegres canciones guerreras, disparando ocasionalmente de forma animada, y localizando la se�al distante. - Recibo m�s alto y m�s claro. Apunta nariz hacia punto negro en horizonte - ordenó. El ornicóptero se escoró al girar y descendió m�s y m�s a medida que el punto de destino se hac�a m�s visible. - Lo sab�a - gimió suavemente -. La meseta de la Muerte. - No hay ninguna meseta de la Muerte en mis mapas, y yo tengo mapas buenos. - Ning�n mapa osa representar su repelente forma inconcebible, es un nombre que est� prohibido escribir. - �Y cómo lo sabes entonces? - Ocurrió de la siguiente forma. Imag�nate la escena. Los ancianos est�n sentados en torno a la fuente de petróleo un atardecer, hablando fr�volamente de esto o aquello, cuando se hace un silencio repentino. Todos se quedan inmóviles y el m�s viejo de los ornicópteros habla. Con las alas ca�das y los tornillos cruji�ndole, regala los o�dos de la silenciosa asamblea con las antiguas historias que pasan de generación en generación. Y al final, siempre habla de la meseta de la Muerte. Mientras hablaba, el ornicóptero hab�a estado volando a la deriva desvi�ndose del rumbo. Cy se dio cuenta, pero abrigó la esperanza de que no lo advirtiera la atontada m�quina a la que se agarraba, pues sent�a tanto entusiasmo como el corcel mec�nico respecto a aquella meseta que ten�a delante. - �Nos desviamos! - gritó el Diablo Luchador -. Vuela en esa dirección, no en �sta. - �Es la muerte segura! - �M�s lo ser� si te hacemos reventar en el cielo! Los ca�ones de las armas resplandecieron y las puntas de las alas se volatilizaron en el olvido. - �No puedes hacer eso! - chilló el ornicóptero -. �Si me derribas de un disparo tambi�n morir�s t�! Resplandecieron m�s armas y saltaron m�s trozos de metal. El Diablo Luchador hizo un r�pido y mec�nico encogimiento de hombros. - Ya lo s� pero, �qu� puedo hacer? Despu�s de todo, en eso consiste la guerra. Llorando l�grimas de aceite, el ornicóptero aleteó nuevamente en la dirección original. Cy se preguntó si no podr�a empujar al imb�cil met�lico y tirarlo por la borda, pero vio que aquella cosa estaba firmemente atornillada. - �Por qu� vuelas tan alto? - preguntó. - Cuanto m�s alto volemos, m�s a salvo estaremos de los terrores de ah� abajo. - No veo muy bien desde aqu� arriba. - Utiliza tus objetivos telescópicos... �o es que los hab�as olvidado? - �Es verdad! Yo olvidar. Los objetivos emergieron y Cy comenzó a creer que la reducción de inteligencia, que era normalmente una buena cosa para la mente militar, no funcionaba en aquella criatura. - Ir hacia all�. Hacia ciudad en ruinas. Se�al fuerte. Env�o mensaje. Eh, querido pariente de propagación vegetativa. �Ayuda en camino! - �Alguna respuesta? - preguntó Cy. - Llega ahora. PRISIONERO EN AGUJERO STOP... Dir�a, ese mensaje es bastante raro. �Por qu� en agujero stop? - Es un telegrama, lata vac�a. Significa que est� en un agujero. Luego stop. Stop significa punto. - �Y por qu� no dice punto? - �Hay alguien ah�? - dijo Cy tratando de dominar su ira, miedo, asco y un montón de otras cosas. - Oh, S�. VISCOSOS EN AGUJERO CONMIGO STOP ATACA ATACA ATACA R�PIDO ATACA. - Creo que quiere que ataques. - �En eso soy muy bueno! - Los ca�ones estallaron ferozmente y Cy tuvo que gritar para hacerse o�r. - �Deja de disparar! Les pondr�s sobre aviso... y necesitas las municiones. - Aterriza all�, criatura transportadora. La se�al viene de la plaza principal. - El ornicóptero descendió en picado detr�s de los edificios en ruinas y cayó violentamente sobre el suelo. [ Pobierz całość w formacie PDF ] |
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