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Bill meditó sobre aquella idea y no la comprendió en lo m�s m�nimo. Vamos, Elliot, �para qu� iba a poner nadie un desierto y un valle en una nave gigante? �Para qu� iba a ponerte nadie a ti en una nave espacial? Esa es la pregunta que he estado formul�ndome, Bill. Miren dijo Bob , detesto interrumpir esta discusión amistosa, pero tengo mucho que barrer antes de conseguir mi cuenco de gachas y mi vaso de leche de recompensa. �Quieren que les lleve al puente, s� o no? Elliot dio un salto y describió una cabriola de alegr�a. �Ya lo ves! Ya lo ves, Bill, ha dicho puente. Por lo tanto tiene que haber un puente. Y el puente tiene que estar en una nave espacial. �As� que esto es una nave espacial! Un puente tambi�n puede estar por encima de un r�o murmuró l�gubremente Bill, que a�n no estaba seguro de qu� demonios estaba ocurriendo exactamente. Pienso que debo advertirles algo advirtió Bob . La capitana est� realmente un poco loca. Como una cabra, si quieren mi opinión. Hace falta uno para conocer a uno, y yo conozco a uno que no est� ni a una cabeza de distancia de m�. Pero nosotros, los muu-tantes-muu-tinados hemos aprendido muy bien la lección. Nos dedicamos a hacer nuestras tareas dom�sticas, tratamos de olvidar el pasado, vamos a la iglesia todos los domingos, no nos metemos en l�os... y mantenemos nuestra nariz limpia; lo cual es especialmente dif�cil cuando uno tiene dos narices, �verdad, Bill? As� es, Bob. Lo que t� digas. Otra vez esas malditas palabras largas como �yo� y �mi�. Vayamos a ello entonces, �eh? murmuró Elliot con impaciencia . Pero antes... �existe alguna posibilidad de que le podamos echar un vistazo al sol? Lo encuentro de lo m�s intrigante, por no decir imposible, en el interior de una nave espacial. �El sol? �Eso es cosa hecha! �El ingeniero del fotodisco solar es un buen amiguete m�o! �Qu� clase de ingeniero ha dicho? Ah, vengan... Les mostrar� qu� quiero decir exactamente. El muu-tante de dos cabezas hizo una se�al. Bill y Elliot siguieron a la figura que arrastraba los pies por el pasillo largo y curvo. Tras una larga y agotadora caminata llegaron a una puerta que chirrió al abrirse cuando Bill-Bob cogió el pomo, apoyó todo su cuerpo sobre �l y tiró. Todos la traspusieron. Bill hab�a visto en su vida algunas cosas notables, por no decir interesantes; pero aquello se llevaba la palma. Bill-Bob, Elliot y Bill se hallaban de pie sobre una ruinosa plataforma met�lica a pocos metros por encima de la superficie de papel de esta�o y cartón piedra que se extend�a hasta el horizonte. Estaba pintado de azul, y en algunos sitios se ve�a herrumbre y remaches. Aquello no ten�a sentido. A trav�s del lugar se extend�an ra�les de ferrocarril. Bill saltó al suelo, caminó un poco por los ra�les... y luego miró hacia arriba. Y se tiró al suelo, relinchando de terror, y se aferró a las v�as con las manos; porque por encima de �l estaban el desierto, las rocas y los indios. �Y �l estaba cayendo hacia ellos! �Estoy cayendo! �Esto es el fin! chilló. �D�jalo ya, cretino! se burló Bill, que se acercó, se detuvo a su lado y se inclinó para arrancarle los engarfiados dedos del ra�l . No vas a caerte... a pesar de que est�s de pie en el cielo... �Crees que eso mejora las cosas? Oye, cabeza de humo, �me estoy cayendo yo? �O nuestro gu�a de dos cabezas? Estamos en el interior de una holonave espacial, eso es todo; y �sta est� girando en el espacio, por lo que todo est� sujeto a la parte interior por la fuerza centr�fuga. T� has o�do hablar de la fuerza, �no? S�, pero lo he olvidado. Los niveles educacionales no son lo que deber�an ser. Mira... �qu� pasa si llenas un cubo con agua, le atas una cuerda y lo haces girar r�pidamente alrededor de tu cabeza? �Que me mojo? sugirió Bill, lleno de esperanza. S�... quiz� t�, s�. Pero cualquier otro lo har�a girar con la suficiente velocidad como para que el agua no cayera... �Ah� lo ten�is! gritó el conserje de dos cabezas. El sol se dirig�a hacia ellos por el suelo-cielo, acompa�ado de una lejana bocina. Al acercarse m�s, el sol se hizo m�s d�bil y pudieron ver que delante de dicho astro iba una locomotora de vapor tronada. �Casey! �Casey! llamó el muu-tante. �Eh, Bill-Bob! �Cómo va eso? dijo el hombre que viajaba en la cabina de la locomotora, al acercarse. Tiró de una cuerda que estaba unida al silbato de vapor, y el silbato sonó como un alma perdida y sin esperanza de caer en el purgatorio. O algo parecido. Luego la locomotora se metió dentro de una nube y vieron unos generadores de efectos especiales que zumbaban y restallaban, proyectando sobre el cielo im�genes de nubes, y entretej�a sus redes de magia cinematogr�fica barata sobre las cr�dulas tribus de perversos indios que estaban en el desierto de abajo. Pero el espect�culo m�s incre�ble continuaba siendo la antigua locomotora de vapor que se deslizaba por herrumbrosas v�as, mientras luchaba para arrastrar aquel sol generado por fusión a trav�s del �cielo�. �Guau! exclamó entusi�sticamente Elliot . �Hablando del carro de Apolo! Este sitio est� atestado de todos los antiguos mitos. �Queseso? preguntó Bill. No importa. Una alusión m�tica que est� fuera del alcance de tu educación y/o inteligencia, Bill. [ Pobierz całość w formacie PDF ] |
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